¿Quién fue el verdadero primer delincuente de renombre que tuvo Colombia?, quien además dio inicio al negocio del narcotráfico de cocaína no solo en este país sino en el mundo, y para sorpresa de muchos, no fue Pablo Escobar.
De quién dicen, era un apuesto galán de estatura media, siendo más precisos, medía 1.75 metros. Para imaginarlo mejor, tenía pelo corto y un bigote delgado dividido a la mitad. La elegancia fue su mejor arma para sobresalir, siempre se le veía lucir sombreros de ala ancha y llamativos trajes de paño blancos, verdes y azules; por supuesto, sin dejar a un lado los días de corbata o camisas abiertas en el pecho, pero siempre con coloridas chaquetas. Devoto de la Virgen del Carmen, salsero hasta el final, un gran bailarín y fanático de la agrupación chilena Los Ángeles Negros.
Ese fue Ramón Antonio Aristizábal, el mismo Ramón Cachaco, conocido popularmente como ‘El más teso de Antioquia’ o según palabras de Pablo Escobar, el ‘más huevudo’, apodos que ganó a punta de méritos, pues se trata nada más y nada menos que del primer delincuente de renombre que tuvo Medellín y el modelo a seguir de Pablo Escobar y de todos los narcotraficantes de los 70s en adelante”.
A continuación, algunas imágenes tomadas de escenas de la serie “Escobar, el patrón del mal” producida por Caracol Televisión, en las cuales Ramón Cachaco es interpretado enseñando a Pablo Escobar el nuevo producto recién descubierto por él en otro país, uno que a la vez asegura Cachaco será el nueva gran negocio…la cocaína. También algunas publicaciones de entrevistas y notas en las que varios autores y personajes hablan de quien fue Ramón Cachaco.
Imagen tomada de la serie de televisión “ Escobar, el patrón del mal” producida por Caracol Televisión, 2012.
Un fin de semana con Pablo Escobar”, crónica de Juan José Hoyos 1983, pero que solo saldría a la luz veinte años más tarde, en la edición 44 de El Malpensante
El tema de la conversación nos emocionó a todos.
Entonces le dije a Pablo Escobar que yo quería escribir esa historia y también escribir la historia de cómo había empezado el problema del narcotráfico en Colombia.
—Pero hay que escribirla cómo hacen los periodistas gringos, contando las cosas con pelos y señales —dijo Pablo Escobar con tono enérgico—.
Insistí en que quería contar cómo había empezado la historia de la mafia en Medellín.
—Entonces vas a tener que contar la historia de Ramón Cachaco y de todos esos asaltantes de bancos de los años sesenta. Pero para hablar de Ramón Cachaco hay que contar que asaltaba bancos él solo, a punta de pistola, y que siempre usaba vestidos de paño verde y zapatos blancos, y que le gustaba montar en carros Ford y Chrysler de rines cromados.
Cuando evocó al bandido, Escobar recordó un asalto en el que se escapó de la policía armando un bochinche espectacular, tirando billetes a diestra y siniestra por las calles.
Ante el impresionante éxito que tuvo el negocio de la cocaína en los años setenta, muchos individuos dedicados a otras actividades delincuenciales decidieron involucrarse activamente en alguna de sus ramas. Antiguos personajes del bajo mundo empezaron a trabajar con las diferentes redes de narcotráfico existentes en el momento, como fue el caso del famoso pistolero y asaltante de los años sesenta, “Ramón Cachaco”, un camaján muy famoso que llamaba la atención de los demás delincuentes por su pistola, sus pintas estrafalarias, su actitud desinhibida y su vehículo Nissan Patrol “engallado”, lo cual constituyó un aprendizaje directo para muchos de los jóvenes que incursionaban en la delincuencia antioqueña.
Dice Pablo:
– En esa primera época vivía el más teso de Antioquia que se llamaba Ramon Cachaco. que ya se había pasado del negocio del contrabando, al de la coca y ahora era independiente y empezaba a dejar ver que por primera vez ganaba platica. Ya tenía, por ejemplo, el carro de moda que era el Nissan Patrol con rines niquelados, bocelería plateada, engallado más o menos como los de los esmeralderos de Boyacá. Un carro modelo 71 que cambió luego por otro, modelo 72.
A él lo llamaba Ramon Cachaco porque vestía bien, porque él era un camaján fino, bien vestido, con trajes verdes de paño de mesa de billar o trajes verde oliva o trajes verdes oscuros, carajo, y corbatas verdes claras o blancas y medias blancas y pañuelo blanco o amarillo, que corta bien con el verde, y zapatos de charol vino tinto. Imagíneselo usted. El hombre era un malevo: malevo porque también había venido de abajo.
Entonces ahí le cuento, por encima, quiénes fueron, digamos que los espejos de mi juventud., los ejemplos que tuve, en un momento en que uno ya decide definitivamente el camino que va a seguir en la vida.
En sus inicios Ramón Cachaco Fue el mayor atracador de bancos y joyerías de los años 50 y 60s de la ciudad de Medellin, y para esto su mejor arma fueron la astucia, el sigilo y una pistola calibre 45 y aunque siempre trató de evitar hacer daño a las demás personas, No obstante, cuando se trataba de lugares con un fuerte esquema de seguridad, ingresaba él solo con su pistola y vestido muy elegante; pero cuando se vio obligado a usar su calibre 45 no dudó en hacerlo, de hecho, fue bien conocida su reputación como un excelente “gatillero”.
Imágenes de la serie “ Escobar, el patrón del mal” de Caracol tv. ( En esta escena Ramón Cachaco revela a Pablo Escobar el producto recién descubierto por él, uno que asegura Ramón será la nueva gran apuesta para el negocio).
Luego de esto, Ramón participó en el contrabando de whisky y Marlboro en los 60, para terminar convirtiéndose en un narcotraficante independiente y en el primero de todos, ya que fue quien trajo por primera vez a Colombia la pasta de coca, lo hizo desde Ecuador, él solo en su avioneta monomotor, cuando nadie en el país la conocía. Simplemente, fue el origen de todo, el primer criminal de renombre y de grandes golpes en Medellín.
Otro tronco importante del narcotráfico proviene de los contrabandistas. En los años sesenta la organización más importante la dirigía Alfredo Gómez, llamado el Padrino, De ese grupo se desprendieron personas que se vincularon al tráfico de cocaína. De ellas la más notoria en la primera época fue Ramón Cachaco.
Ramón Cachaco, un activo atracador de la ciudad, proveniente del mundo camaján, se vinculó a las mafias de traficantes y de contrabandistas. Al momento de su muerte en 1973, contaba con la infraestructura básica para importar base de Ecuador y exportar cocaína por la vía de Panamá utilizando empresas ficticias.
Conversación entre el periodista Germán Castro Caicedo y Pablo Escobar en 1987, publicada siete años después, el 7 de noviembre de 1994, por la revista Cromos bajo el título “Las balas que matan en Colombia”
Dice Pablo:
– A este hombre le siguió yendo tan bien que al poco tiempo compró avioneta. Ese fue el ejemplo para que un poco después, muchos quisieran pasarse a la “perica”.
Ramon Cachaco iba personalmente por la coca al Ecuador, a mí me parece que su avioneta fue la primera aeronave que salió de este país por droga. Este hombre se fue la primera vez por la pasta a Quito.
Imágenes de la serie “ Escobar, el patrón del mal” de Caracol tv. ( En esta escena Ramón Cachaco revela a Pablo Escobar el producto recién descubierto por él, uno que asegura Ramón será la nueva gran apuesta para el negocio).
Su reinado en realidad fue corto, pero sustancioso, ya que murió a los 33 años, años que fueron suficientes para hacer historia en Antioquia, dejar un legado internacional y convertirse en el modelo a seguir de Pablo Escobar, posterior fundador y máximo líder del Cartel de Medellín.
Cachaco nunca tuvo detrás suyo a una gran organización criminal, ni cientos de hombres apoyándolo en su negocio; pues desde casi los 18 años de edad creó su propia banda conformada por cuatro personajes; entre esos, su mejor amigo “El pajaro”, y Jael, su cómplice y amor de la vida.
Jael, mujer y compañera de crimen de Ramón Cachaco, fue una antioqueña mulata de un precioso cabello largo y negro hasta el final de la espalda, temperamento fuerte en los negocios, directa, seria en sus compromisos y muy respetada posteriormente en los ańos 80’s por los mafiosos de Medellín; además, y a pesar de que siempre guardaba un revolver calibre 38 largo en su bolso, tenía un gran carisma con el que de inmediato se hacía querer y admirar.
Ramón y Jael se conocieron cuando tenían 17 años, específicamente a mediados de los 50; ella venía de traficar desde la edad de 15 años con armas en la frontera con Venezuela, las cuales compraba robadas en dicho país y pasaba ella misma en frágiles chalupas de madera por ríos hasta Colombia para venderlas a la guerrilla, y él ya venia desde muy joven forjando una reputación como ágil ladrón de bancos y joyerías en la ciudad paisa.
Al principio, ninguno le dijo la verdad de sus andanzas al otro, pero luego de que un atraco a mano armada realizado por Cachaco a la cementera antioqueña Argos lo pusiera en evidencia ante Jael, esta le confesó sus “males” y desde ese momento hicieron el equipo perfecto para delinquir juntos, conformando de esa manera los Bonnie & Clyde latinos a finales de los 50 y principios de los 60.
Pese a que Jael nunca aprendió a leer ni escribir, si sabia muy bien contar dinero; era de armas tomar y de temperamento muy firme, significó un gran complemento para Ramón Cachaco en su negocio, ya que fue también la parte perspicaz, cauta y astuta del dúo; es decir, tenía la “malicia indígena”, aquella que en más de una ocasión salvó a su hombre de ser emboscado y asesinado.
Pero más que cómplice y compañera de planes y balaceras, Jael fue el amor de la vida de Ramón Cachaco, y él, su eterno compañero de esa libertad desenfrenada que siempre la caracterizó, hasta el día de su muerte en noviembre de 2021.
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Foto real tomada de Ramon Cachaco, México 1965; tres dias antes de cometer junto con su banda el rescate de los hermanos Heredia de la justicia mexicana, quienes estaban a punto de enfrentar una larga pena en dicho país. El rescate fue realizado durante el mismo juicio que se llevaba a cabo en uno de los tribunales del Palacio de Justicia de México DF en pleno centro histórico de la ciudad. La audaz hazaña llevado a cabo por Cachaco, dejó a la prensa mexicana tan asombrada, que fue calificada como cinematográfica.
Ramon muere en 1973, casi 2 años luego de traer la pasta de Coca al país y comenzar el negocio: y ya que lo precedía la fama de ser un gran pistolero, por prudencia Cachaco tuvo que ser asesinado de la mano de un francotirador y desde una gran distancia. Varias son las versiones que reclaman saber el motivo de su asesinato, pero sola una verdad es conocida acerca de la forma en que recibió la muerte: bailando salsa al lado de su vehículo.
Conversación entre el periodista Germán Castro Caicedo y Pablo Escobar en 1987, publicada siete años después, el 7 de noviembre de 1994, por la revista Cromos bajo el título “Las balas que matan en Colombia
Volviendo al cuento, digamos que a Ramon Cachaco lo mataron en la bomba de Alivar que queda exactamente a seis cuadras del aeropuerto Olaya Herrera. Le dieron con un revólver Magnum, con balas planas, recortadas en la punta –la tres cincuenta y siete–. El que sepa qué es eso me va a entender muy bien cómo era aquella guerra. Y le dieron en el momento en que estaba echándole gasolina al Nissan Patrol, con un pasacintas a todo volumen, bailando salsa en el piso mientras le llenaban el tanque con gasolina. Y cuando cayó, porque el primer balazo lo mandó de culo para atrás, así de poderoso es el impacto de esa bala recortada, no quedó con un gesto de dolor, ni de miedo, ni de tragedia, mi hermano: Ramon Cachaco quedó sonriendo. Quedó, como decían entonces, con la salsa que escuchaba en ese momento untada en la cara.
“En esa época mijo había mucha seriedad en las cosas, la palabra mía, la palabra de la gente era como firmar una escritura, si usted le decía a alguien “esto es así” así era. Tampoco se veían las cosas que se ven hoy en día, que hay algún problema y van y te acribillan la familia entera, en esa época solo eran las dos personas, usted me responde, o usted y yo nos matamos hoy, pero no te iban a matar la mamá, el papá, los hijos…no; ahora no hay sino falsos y sapos, en esa época si había gente de mucha seriedad, mucha verraquera…gente de muchas “guevas” Cuando JAEL muere en noviembre de 2021 contaba con 23 entradas a la cárcel en Colombia y una en USA.